jueves, 19 de agosto de 2010

¿Qué tienen los treinta?


“Ponte tus zapatos de tacón y taconea”
Por: Lisseth Angel Valencia

Cuando tenía 22 años veía a los de treinta como unos seres grandes, lejanos e interesantes, pero, al fin y al cabo, de treinta, es decir, adultos.

Y ni qué decir cómo era yo a los 22… creía que me las sabía todas y tenía ese extraño poder de persuasión que convencía a los demás de que así era. Hoy, recién llegada a los 34, no me da miedo aceptar que no me las sé todas y que -afortunadamente- me falta mucho por aprender.

Lo que sí pasa conmigo -muy distinto a cuando tenía 22- es que me siento como en primavera. Toda florecida, como escuchando de fondo “qué bello abril” a lo Fito Paez.

No es que todo esté resuelto ni que me sienta más tranquila, simplemente me siento yo. Voy a eventos sociales sin pizca de maquillaje si así me da la gana; combino todos los colores en una sola pinta sin miedo al qué dirán; me lanzo en patineta desde alturas urbanas gritando al unísono con universitarios de 18; tengo sexo libre, doméstico, salvaje, fluido; sudo cuando bailo y no me sonrojo; dejé el cigarrillo y lo que es más raro, mis amigos no me retan a caer en la tentación –como hubiera sucedido en la adolescencia- sino que aplauden y apoyan mi decisión.

Esto de los 34 pinta bien, de verdad y sin exagerar… de todos modos, hay otras maneras de estar, por ejemplo, mi prima que me lleva seis meses me dice “ay mija, es que a esta edad…”, y conozco a otros que optaron por encerrarse en la casa a ver telenovelas. Cada cual con sus puntos de vista.

Mi papá de 69 años me decía justo una semana antes de mi cumpleaños número 34, que él se siente como de 50, mientras yo le confesaba un poco avergonzada que yo me siento de 25. A veces me da pena decirlo porque son 9 años de diferencia; pero mi padre, que es un roble sabio, me insistió que lo más importante es la juventud en el corazón.

De tal manera, que todavía tengo la fortuna de ir con mis amigos al parque un viernes soleado en la tarde a verlos montar monociclo; puedo mantener una conversación con alguien de 23 sin decir a cada rato “ay, cuando yo era joven…” y hasta le subí la altura a las minifaldas para sentirme más cómoda.

Hay que decirlo, los 30 tienen sus ires y venires, y es indudable que el cuerpo empieza a cambiar notablemente. Por ejemplo, tuve que dejar los deliciosos lácteos y por tanto, comer menos helados… pero eso sí, todavía canto a todo pulmón “i want to break free” y pogueo uno que otro clásico roquero, aunque al otro día sienta como si me hubiera pasado un tractor por encima.

Cada edad tiene sus temas. Para mí, la década de los 30 se me parece al proceso de montaje de los andamios donde uno ya empieza a mirar para arriba y echar con fuerza para allá. Lo más importante es dirigirse hacia lo que uno desea de corazón, porque conozco ya muchos treintañeros montados en lo más alto de los andamios, convencidos de que los treinta son el carrito último modelo, el perrito y las deudas, sin darse cuenta que se la pasan con el ceño fruncido y los sueños partidos…

Por eso, para rematar cito a la lúcida columnista Odette Chain: "los treinta traen más ventajas que desventajas, a uno lo respetan más, tiene más libertad, dinero propio para gastar en zapatos innecesarios, más criterio, más experiencia y, lo más importante, tiene claro qué no le gusta y una mejor idea de lo que le gusta... Así que los que se sientan deprimidos por haber llegado a los 30, miren hacia adelante, que esto apenas está empezando a ponerse bueno".

6 comentarios:

Mechas Dueñas dijo...

Cada edad es tan maravillosa como uno quiere que sea, todo está en la capacidad que tengamos de sorprendernos y dejarnos sorprender!

Unknown dijo...

Me encantó lo del ceño fruncido y los sueños partidos. A mis 30 y todos me he ido quitando un poco eso, a medida que las deudas amainan, jaja.

Unknown dijo...

Los treinta son increíbles... no dije lo mismo cuando tenìa veinte pues todo me parecía lejano y difícil; no se si diga lo mismo a los 40 y empiece a bajarle a la falda... lo que si es cierto es que esta edad como tu lo dices se nos ve maravillosa. Se tiran los miedos a la caneca, el pudor, la vanidad y los egos. Yo al menos mee siento más bonita que cuando tenìa 20 o tal vez más interesante... y no se si ese andar haciendo cosas que hacen " los de 23" sea la manera de espantar la edad, o esconder el temor de que se nos venga los 40 muy ´rápido, pero igual no me importa. Me los seguiré gozando mientras pueda

Unknown dijo...

Me voy a dañar un poquito y así cumplo con mi cuota treintañera, y ahhh, buenoooo... Yo si que parezco de 15, terco, caprichoso, consentido, inmaduro como nadie y aun no se como caerle a las chicas....

Tacones y Labios Rojos dijo...

ESTOS COMENTARIOS LO ENVIARON AL CORREO:

Este es un chico:
Gabriela me había mostrado el blog pero no había leido, la verdad no soy de la cultura del blog y del Twitter, pero si me invitan a leer yo leo.

Me gusta porque no es pesado y se puede leer con tranquilidad.

La verdad yo siento lo mismo, cada veza lo logro menos, pasan los años y cada vez me siento de otra edad pero con las grandes ventajas de tener 35 y ya casi 36. Ya uno es lo que es y no le da pena y lo que hay que dejar se deja y lo que haya que asumir se asume. Ya el cuerpo le mama gallo en ciertas cosas pero el espíritu es más fuerte porque al fin se está sintiendo a gusto con el todo. En fin, los que se amargan a esta edad es porque fijo están haciendo lo que no les gusta y porque sus decisiones de hace unos años los encarcelaron sin que se dieran cuenta y ahora soltarse es más dificil, pero es posible. En fin, yo siento que hasta ahora nazco, que hasta ahora comienzo y que a esta edad nacer (renacer) es mucho más bonito...Puede ser que no corramos como cuando teníamos 15, pero el espíritu si parece de 15...En fin mija, me alegra que cada vez tengamos más horas de vuelo en la vida y al mismo tiempo el espíritu desande la andado hasta el primer llanto. Se cuida.
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Lisseth, que excelente descripción!! y me siento suuuuper identificada, pues si recuerdas el pasado mes de marzo cumplí los 30 y me siento como dijo una escritora muy famosa "más florecida que nunca"...Lisseth Angel....

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Otro chico:
Cariñoooo,
Está del putas tu blog, lo linkié en el mío. Hay que seguir escribiendo, capullo, para decirle al mundo lo que piensas de él.
Chévere que algún día nos pillemos, para ver como va la vida.
Te dejo un beso y felices noches de jazz y manuscritos.
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Soy tu mamita. Que bien que tengas esas ideas en tu corazón y tu memoria ....el tiempo pasa pero la energía sigue hasta el final ...conservemos la energía ya que esta es un ciclo...

te adoro
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Súper de acuerdo, no hay nada como tener la posibilidad de hacer un poco lo que nos dá la gana.
Un abrazo

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que lindo artículo...yo también me siento un poco así a veces.... gozándome todo lo que a los veintitantos me hubiesen reprochado.
Besos

Anónimo dijo...

La edad para desaprender todos los prejuicios y tonterías...